Pues el evento salió bastante bien, con buen público y todo. La verdad no acabo de creer que la gente haya pagado en euros para ir a oírme abrir la boca (yo no pagaba ni en pesos.)

Acá va el resumen de lo dicho:

Celebraciones contra el miedo a desaparecer:
Algunas tendencias de la literatura mexicana contemporánea

Varios de los personajes que esculpieron el perfil de la literatura mexicana a lo largo del siglo XX celebraron aniversarios durante 2008, que ha resultado un año conmemorativo. La novela más celebrada de Carlos Fuentes, La región más transparente, cumple medio siglo de haber sido publicada mientras que su autor llega a los 80 años, la misma edad que cumpliría Jorge Ibargüengoitia de estar vivo. Alí Chumacero celebró nueve décadas de vida y Carlos Monsiváis siete. Se cumplieron también 10 años de la muerte de Octavio Paz y Elena Garro. Cada una de estas fechas, entre otras, ha tenido un homenaje oficial por parte del estado.

Al mismo tiempo 2008 ha sido el año en que el mayor número de autores nacidos en la década de los 70 ha comenzado a publicar. Parecería entonces que 2008 fuera un año de optimismo literario para México. Pero en esta plática quisiera más bien señalar que la literatura mexicana, si bien no es una literatura en crisis, claramente está situada dentro de una y elabora sobre ella.

Esta plática se dividirá en dos puntos complementarios:

a) Desafíos externos. Contexto y momento actual en el cual se desarrolla.

b) Desafíos internos. Algunos temas recurrentes en la literartura más reciente.

a) Desafíos externos

Sería difícil que una novela capturara todos los problemas que se viven actualmente en México sin resultar inverosímil. Las políticas neoliberales han puesto a un empresario mexicano como el hombre más rico del mundo según la revista Forbes, mientras que un segmento cada vez mayor de la población vive en la miseria absoluta. Esta polarización económica ha rasgado el tejido social y fomentado un aumento antes desconocido de inseguridad e impunidad. Dicha situación se ve empeorada por la corrupción, sobre todo la policíaca pues muchas veces los miembros de las bandas criminales son agentes policiales. La economía demuestra también cierta fragilidad, pues una parte importante de los ingresos nacionales proviene de las reservas petroleras que comienzan a agotarse. A esto se suma una explosión demográfica que tiene cada vez menos oportunidades.

Este panorama tiene repercusiones evidentes para la cultura. Hay cada vez más jóvenes que quieren escribir, pero los niveles de lectura van en declive. El desarrollo tecnológico tampoco parece contribuir a lo que hasta el momento entendemos como literatura. ¿Qué tanto se diluye la atención de los lectores y la voz de nuevos autores con el tránsito de la página a la pantalla?

La influencia de las grandes editoriales trasnacionales es tal que llegan a sofocar algunos géneros, como el cuento, que junto con el ensayo y la poesía sólo sobreviven en editoriales del estado o independientes, que tienen menor difusión, distribución y permanencia en librerías.

Esta falta de fe en el futuro, en el país y hasta en la cultura se manifiesta en una literatura que tiene miedo de desaparecer.

b)Desafíos internos

Aunque hay otras tendencias, como la experimentación que coquetea con el arte contemporáneo o narrativas más interesadas en la introspección, la tendencia que destaca con mayor claridad es la negación del futuro, la cual podría subdividirse en los siguientes temas.

La ciudad.- Hace 50 años en la obra de Juan Rulfo lo auténticamente mexicano no podía ser sino rural. Ahora la ciudad parece el único escenario posible para la literatura actual.

El fin.- Abundan las versiones apocalípticas, individuales, cotidianas o a gran escala. Como si la única crítica social posible fuera el fin de la civilización, de golpe o de manera paulatina.

La violencia.- El narcotráfico, la acumulación de riquezas sin importar los medios y la corrupción hacen que en las calles y las noticias la violencia se vuelva más frecuente; lo mismo sucede en las páginas de los libros.

Resulta evidente una clara diferencia entre esta literatura y la del boom latinoamericano, en especial una distancia muy marcada con el realismo mágico; tal vez se podría hablar más bien de un realismo trágico. La realidad mexicana abunda en problemas graves, lo cual paradójicamente parece nutrir a estas obras de tramas densas, llenas del aspecto que tanto nutre a la literatura: el conflicto. Aunque se trate de una consolación menor, permite todavía atisbar esperanza en la literatura, pues las decisiones morales de los protagonistas en semejante contexto demuestran que la esencia humana, a pesar de toda su oscuridad, mantiene algo de su luz al enfrentar circunstancias tan adversas.