Desde hace unos meses a veces pienso que la principal actividad a la que me dedico es a mover libros de una parte a otra del mundo. De repente me descubro como una nueva encarnación de Sísifo que en vez de una gran piedra tiene que trasladar decenas de volúmenes; apenas llego al que se supone es su destino final, tengo que moverlos de nuevo a otro lado. Y la verdad es que pesan mucho.

Así, estos últimos meses junto con mi doctorado y este blog me han mantenido con cavilaciones sobre escritura, tecnología y vida cotidiana. Entre otras cosas, por primera vez he llegado a considerar que la idea de los libros digitales (algún soporte que pueda cargar varios libros de manera electrónica, siempre y cuando se puedan leer bien) no es tan mala idea. De hecho, cuando uno se enfrenta a límites de equipaje de 15 kilos y la maleta ya pesa 3, se vuelve una invención genial.

Y justo ahora que me han pedido algunas reflexiones sobre al literatura digital, se han publicado varias otras que me parecen acertadas e interesantes. Sandro Cohen escribe sobre el futuro del libro en este contexto. Menciona que mensualmente su blog recibe tres mil lectores. En México ya casi nada literario tira 3 mil ejemplares, ya no digamos que se lean. Sandro es editor de una editorial independiente y el la diferencia entre la batalla épica de lograr mover una edición de mil ejemplares contra la facilidad de conseguir tres mil lectores en línea hace que sus conclusiones sean bastante más positivas de lo que podría esperarse.

En el suplemento Hoja por hoja Ricardo Zamora logra un bastante buen balance sobre el e-libro, mencionando específicamente tendencias recientes o a corto plazo de Google, Amazon y Sony que en búsqueda, distribución y lectura de títulos tienen un papel descomunal.

Y Heriberto Yépez define lo que es un blog, cuya esencia según él es la relación entre escritura y vida. «Es una combinación de e-mail, prosa lúdica, anuncio y diario.» También menciona por qué Alfonso Reyes hubiera sido un gran blogger: «Reyes era un maestro de lo anecdótico, lo instantáneo y lo breve, las tres virtudes máximas que puede tener el blog.»

Esto me llamó la atención porque hace una semana que releía La vuelta al día en 80 mundos de Cortázar, pensé que esos dos volúmenes junto con Último round fueron dos de los primeros blogs (con imágenes y todo) que existieron en papel. Cortázar estaba muy por acá desde entonces: sobra decir que con Rayuela se adelantó unas 3 décadas al uso de estructuras no lineales que permite el hipertexto en la narrativa.

Finalmente creo que se le debería dar crédito a Humberto Beck que debe ser, como editor en línea, a quien se le ocurrió sacar los blogs de Letras Libres. Conocí a varios lectores de la revista que dejaron de comprarla cuando limitaron el sitio en Internet a los suscriptores. Tal vez por esto el acceso volvió a ser gratuito y además se han esmerado para enriquecerlo, por ejemplo con estos blogs. Ahora los avisos por correo electrónico logran establecer nuevas rutas de lectura entre estas columnas (de un tono más informal e inmediato imposible en la revista mensual), y las hacen conversar con el número actual y el acervo de Vuelta.

Bueno, ya me extendí demasiado. Y tengo que cortar aquí para ir a recoger 8 kilos 257 gramos de libros que me autoenvié. A ver para cuándo el libro digital…