«Muchos espectros de cadáveres no hacen más que lamer las ondas del río de los muertos, porque llega de nuestro mundo y retiene el gusto salobre de nuestros mares. Entonces, el río, detenido por el asco, se pone a correr hacia atrás y empuja a los muertos de vuelta a la vida. Mas ellos están felices, entonan himnos de gratitud y acarician las aguas perturbadas.»
Franz Kafka, Consideraciones acerca del pecado