En el número de verano de Casa del Tiempo, la revista de la UAM, viene un artículo mío sobre ese verbo hasta hace poco inexistente en español, pero cada vez más conjugado en la red. Acá va el inicio:
Procrastinar es el no verbo. Más que acción, lo que indica es una especie de acción negativa: lo que se hace para no hacer otra cosa; la acción en que se incurre para evitar otra acción. En psicología esta conducta se entiende como un mecanismo que sirve para lidiar con la ansiedad que produce empezar o completar alguna tarea o tomar una decisión. Los psicólogos Schraw, Wadkins y Olafson han propuesto tres criterios para que una conducta sea clasificada como procrastinación: debe ser contraproducente, innecesaria y dilatoria.