Supongamos a la tabernaria del fin del mundo que aparece en Gilgamesh, miles de años después, en el tipo de bar al cual se llega sólo después de una larga errancia noctívaga.

-¿Qué tan seco puedes hacer un martini? -sería el desafío.

Tomaría la copa en V muy abierta, que remite al Santo Grial o al eterno femenino, y el Noilly Prat. Le daría un trago brevísimo y lo saborearía dejándolo recorrer las cavidades aterciopeladas y húmedas de su boca. Exhalaría el vaho resultante en el interior de la copa, empañándola apenas con el vermouth todavía fresco de su aliento. Finalmente serviría la ginebra helada mientras te mira a los ojos sin parpadear.