A fines del año pasado encontré vía el blog de Geney el poema de María Rivera sobre Los muertos. Me pareció grandioso, por el poema mismo, por lo necesario, pero a la vez tan terrible que se volvía imposible comentarlo sin que las letras se volvieran ceniza. La ausencia de habla ante el horror, como diría Sandra que dijo Celan. La posibilidad de expresión regresa apenas ahora que vía mi prima Rebeca llegué a este documental sobre Las patronas. Mujeres en Veracruz que dan agua y comida a los migrantes. Tal vez en la escala de las cosas sea apenas un gesto, pero es un ademán mágico que permite ver por dónde se recupera el mundo.