Hace unos meses publiqué en Casa del Tiempo un artículo sobre «Procrastinar en Internet«. Curiosamente en el número de diciembre de Letras Libres aparece un artículo de Gabriel Zaid sobre este verbo cada vez de mayor uso. Zaid, en su faceta de flaneur del lenguaje y sus raíces, lo rastrea desde la Roma clásica vinculándolo en el camino con aves de leyenda negra como los cuervos. Como tantas cosas de Zaid merece leerse sin prisa, tal vez en procrastinación directa de alguna otra actividad. Zaid concluye sobre esta palabra:

Es perfectamente legítimo decir procrastinar, procrastinación y procrastinador, y no hay por qué sustituir estas palabras con otras menos exactas.